A través de comunicado emitido por la Asociación de Proveedores de Industriales de la Minería, (Aprimin), a poco de conocerse este martes la aprobación por parte de la Comisión de Medioambiente de la Convención (ver nota aparte).
Firmado por su director Ejecutivo, Sergio Hernández, el escrito critica la iniciativa revisada por la Comisión de Medio Ambiente de la Convención Constituyente, como una “grave decisión”.
El comunicado parte haciendo algo de historia, en el que repasa el contexto de la época de Guerra Fría, en la que en dicha realidad “justificó la decisión unánime parlamentaria de nacionalizar el cobre en 1971. Sin duda esta decisión fue, en ese contexto, muy beneficiosa para el país, lo que posteriormente desembocó en la formación de CODELCO en 1976”. Agrega además, que la “nacionalización fue concebida en esos tiempos como la ‘Independencia económica de Chile´, aportando hasta ahora importantes ingresos para el país”.
Sin embargo, los tiempos son otros y desde Aprimin sostiene que “pensar en una nacionalización en estos tiempos es un suicidio para el desarrollo humano del país, perjudicando la confianza en Chile para atraer inversiones en minería, hidrógeno verde, obras públicas, energías renovables y otros sectores”.
En un contexto de globalización “los países que se refugian en proteccionismos o nacionalizaciones propias de otros tiempos, están seriamente afectados en su desarrollo y condenados al aumento de la pobreza al no acceder a las confianzas que exigen los mercados internacionales”, sostiene Hernández.
Junto con lo anterior, también destaca a la pequeña minería, “que aporta legitimidad a la gran y mediana minería, aportando más empleos por unidad de inversión, mayor empleo regional y local, fortaleza geopolítica en zonas del interior, desconcentración urbana y movilidad social y económica”.
Finalmente, sostiene que Chile tiene la posibilidad de transformar la minería en grandes oportunidades adecuadas a los tiempos modernos, “aportando lo que tenemos: recursos naturales en abundancia e infraestructura profesional, técnica, de proveedores e industrial de excelencia, pero también atrayendo lo que nos falta: los capitales y los mercados globales para el crecimiento sustentable, económico, social y ambiental. Esto es lo que no podemos arriesgar con nacionalizaciones propias de otros tiempos”.